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Voy a publicar tu foto en la prensa

Los periódicos siguen ahí, porque muchos prefieren el olor a tinta fresca, aunque no llegue de madrugada a los puestos o a tu portal como era antes. Foto: Getty.

¿Qué lees, qué escuchas, qué verdad te acompaña? ¿Quién escribe, quién te habla desde sus frustraciones o esperanzas, quién te vende una realidad que no es la tuya? ¿Dónde encuentras el sueño, la paz, la ira, la tristeza o la decepción? ¿Te has dado cuenta de que tu contexto es más simple que la cantidad de medios que intentan explicarlo, endulzarlo, mostrarlo más asfixiante o paradisíaco?

Los periódicos siguen ahí, porque muchos prefieren el olor a tinta fresca, aunque no llegue de madrugada a los puestos o a tu portal como era antes. ¿En serio quieres hablar de antes?

También existen estas páginas web que pasaron de moda más rápido que la última canción del verano (parece que este año no tendremos canción). ¿Y Telegram, y los influencers de YouTube?, son tantos los canales, las vías. Twitter no, es demasiado insulsa, breve; todavía prefieres sentarte a disfrutar de la lectura, ¿quién puede amar en 140 palabras? ¿Quién pretende ahorrarnos el pensamiento?

¿Y Facebook? Todos somos relatores de nuestra propia vida y de la ajena, cualquiera amenaza con hacer pública una situación, sin embargo, ¿por qué no ha cambiado el mundo? ¿Acaso ya perdimos el miedo a que nuestras oscuridades queden expuestas? Qué más da, mujer, le dices a ella, hemos perdido la capacidad de entender, creemos a quienes decidimos creer. ¿Y la prensa, la denuncia?, la denuncia necesita de ojos, de oídos, de voluntades para hacer algo con ella.

Es más fácil pasar todo por alto, hay problemas más urgentes, mujer. ¿Cuáles?, te pregunta. Los propios, los de tu entorno, los de tu mente.

Desbordados de información, de malas noticias o de buenas nuevas, de la catarsis, de las etiquetas, de las campañas, pero, ¿quién nos habla a nosotros, mujer? El mundo queda lejos de esta mesa.

Quisiera que publicar sirva de algo, quisiera que tiemblen las montañas y se desbordara el río; que volvamos al tiempo de la vergüenza, y sí, voy a hablar de antes; de cuando una ética abrigaba el mundo y a los asesinos se les llamaba asesinos, y a los corruptos, ladrones; y a los oportunistas, cobardes; y para todos, mujer, el desprecio.

Los relatos contra la alienación, contra el egoísmo; quisiera las palabras sin mordaza como las de Pablo de la Torriente Brau, de Galeano, de García Márquez, de Martí, del Che. Tengo deseos de la sorpresa de ver nuestra foto, mujer, nuestra foto también en la prensa.

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“Voy a publicar tu foto en la prensa” es el estribillo que popularizó la canción Qué sorpresa, de Juan Formel con los Van Van.

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