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Reportan incendio en el edificio Riomar, una mole que el Gobierno tiene en el olvido en uno de los barrios más elitistas de La Habana (+ Video)

En horas de la mañana de hoy se registró un pequeño incendio en el icónico edificio Riomar, en La Habana, una edificación que lleva años tirada al abandono y desabhitada en su mayor parte.

Según se aprecia en un video publicado en sus redes sociales por el periodista Mario J. Pentón, las llamas iniciaron en las ultimas plantas del inmueble, y se requirió del cuerpo de Bomberos para controlarlas.

Ubicado en la calle 1era entre Cero y A, reparto Miramar, este inmueble hace que quienes pasen por sus inmediaciones no puedan evitar preguntarse el cómo es posible que, con tanta gente sin casa, ¿por qué no vive nadie ahí?

El edificio se construyó en 1957 y las obras estuvieron a cargo del arquitecto Cristóbal Martínez Márquez. Su primer dueño fue la Compañía Mercantil “Propiedad Horizontal Miramar S.A.”.

Riomar fue concebido como un edificio de propiedad horizontal, de aquellos que se ponían en venta sus apartamentos incluso antes que estuvieran construidos. Los detalles de su interior, estaban a consideración de los gustos de sus futuros dueños.

Además de los 11 pisos de apartamentos, contaba en la planta baja con vestíbulo, carpeta y casilleros para la correspondencia; pizarra telefónica con teléfonos intercomunicadores en cada apartamento para comunicación interna y con salida a la calle; sala de estar-recibidor (donde hoy está la farmacia); tres salones de fiestas (los que están entre el vestíbulo y el área exterior de las piscinas); dos piscinas (para niños y adultos) con sombrillas, tumbonas, duchas en las áreas exteriores, servicios sanitarios para hombres y mujeres, máquinas expedidoras de refrescos, confituras, etc.; 6 ascensores (4 de público, 1 de la piscina y 1 de carga); una plaza de parqueo en el sótano para cada apartamento; áreas de tender cerradas con puertas y celosías en la azotea para cada apartamento; chutes de basura en cada piso con incinerador en el sótano.

El mantenimiento de aquella colosal obra generaba no pocos empleos, ya que los propietarios se encargaban de pagar una mensualidad a quienes garantizaban que todo marchase como debía y que cubría todos los gastos de cualquier arreglo (inmediato) de plomería, electricidad, carpintería, etc.

Todo se fue a pique con la aprobación de la Ley de la Reforma Urbana en Cuba en 1960. Quienes eran propietarios salieron “echando leches” del país y dejaron atrás sus apartamentos, los cuales, curiosamente, nunca fueron puestos a disposición de los «humildes».

La zona se declaró como «congelada» y aquellos apartamentos abandonados fueron ocupados posteriormente por “técnicos extranjeros”.

La empresa Cubalse era la dueña del edificio e hizo un intento por repararlo en el 2001 para construir un hotel. Aquella empresa, sirvió como pretexto para concentrar a los propietarios en uno de los bloques del edificio.

Por cosas y cosas, de pronto no se contó con el presupuesto para acometer la obra y, luego que el Gobierno reestructurase Cubalse en el 2009, no se sabe en manos de quien quedó esta edificación.

En la actualidad, es tanto el caos en el edificio que quienes lo habitan tienen documentos de apartamentos que no son los que viven.

Esto hace que las familias se vean obligadas a permanecer allí. No pueden repararlo con esfuerzo propio, pero tampoco permutarlos o venderlos. Sus vidas están atadas a las ruinas de un inmueble que cada año el mar corroe más profundamente.

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