
El Cristo es un símbolo emblemático y querido de los habaneros. Desde su posición privilegiada, parece bendecir a la ciudad y a sus habitantes. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.
Como si fuese el guardián de la capital, imponente erguido, con siluetas y un acabado perfecto, el Cristo de La Habana convida a los ojos de los transeúntes a apreciar la obra escultórica de Jilma Madera, quien ganó el concurso para realizarla en 1953, y la misma quedó inaugurada el 25 de diciembre de 1958.
La pieza, que representa el Sagrado Corazón de Jesús, mide unos 20 metros de altura y pesa unas 320 toneladas. Fue hecha en mármol blanco de Carrara, el mismo que se usó en el cementerio de Colón. La escultora viajó a Italia para supervisar el trabajo y se dice que besó cada una de las 67 piezas que componen la obra antes de enviarlas a Cuba.
Desde su posición privilegiada, parece bendecir a la ciudad y sus habitantes. Su rostro tiene una expresión serena y acogedora, y sus brazos invitan a la paz y al amor.

El Cristo de La Habana es visible desde varios puntos de la ciudad. En la foto se le aprecia desde un costado de la plaza de la Catedral. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.

El Cristo de La Habana es la mayor escultura del mundo hecha en mármol blanco de Carrara por una mujer. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.

El Cristo de La Habana fue restaurado en 2014 por un equipo italiano que le devolvió su brillo original. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.

La estatua tiene un brazo más largo que el otro para dar la impresión de movimiento y equilibrio. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.

La cara de la estatua representa el mestizaje de los cubanos, con los ojos vacíos o oblicuos y los labios gruesos. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.

Los pies de la figura calzan unas chancletas de meter el dedo porque Jilma usó las que calzaba ella como modelo. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.

El Cristo de La Habana fue bendecido por el papa Juan Pablo II durante su visita a Cuba en 1998. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.

La imponente estatua mide unos 20 metros de altura y pesa unas 320 toneladas. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.

La estatua ha sido restaurada varias veces debido al deterioro causado por el clima y la contaminación. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.

En la base del monumento, la autora enterró diversos objetos de la época, como periódicos y monedas. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.

El Cristo, símbolo de la identidad habanera. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.
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