Había visto la foto en alguna publicación de Facebook, pero me negaba a creer que fuera cierto. Ahora con tanta imagen fake no se puede creer en todo lo que se ve. Tampoco en lo que se oye y se lee.
No lograba ubicar el lugar donde San Pepper´s Burguer se levanta. Ahora lo ubico, si la memoria holguinierística no me falla, en el Parque de las Flores, a un costado del Benny Moré y al lado del conservatorio.
Su nacimiento alberga todo tipo de polémica. Y que conste que soy de las que apuesta por todo lo que represente mejoría para el territorio y sus habitantes. Pero hay otras cuestiones perceptibles ahí.
¿Qué hay de malo en una hamburguesera?, dirán algunos. Otros dirán que la crítica está en sintonía con una publicación reciente -tristemente célebre- sobre un sitio en el corazón de la Habana que sirve menús similares, al que por su nombre se advierte se venderá ahí.
Lo cierto es que San Pepper´s Burguer no sólo nos venderá lo que incluya en su menú. Nos venderá (y y lo hace) una y otra vez una cultura que no es la nuestra, y no es que esté mal acceder a otras culturas, es que últimamente, la última es la nuestra, en la gastronomía, en los espacios de tv, en la radio, en las calles, en las escuelas, en las tiendas…
Basta caminar por cualquier ciudad o rincón de nuestro país para notarlo.
Y no es que ahora corramos a hacerle campaña negativa a San Pepper´s Burguer, que no es el primero ni el último de su tipo en nuestro país; pero es inevitable preguntarse qué pasó con aquello de combatir la guerra cultural.
¿Pasamos abiertamente al coqueteo? ¿A la alianza?
¿A la terrible elección de lo antiestético por encima de lo identitario?
Me resulta incoherente escuchar que debemos defender nuestra identidad y luego llegue aplastante la práctica, en la cotidianidad no solo de Holguín, sino del archipiélago todo.
Nacionalidad, identidad, cubanía, idiosincrasia, caminan tambaleantes en el fino hilo de la desidia, la desesperanza y el desarraigo.
Este es solo un ejemplo que hace saltar las alarmas de quienes sienten cada espacio de la ciudad como propio, y como propio quieren seguir conservándolo.
Es importante apuntar que las hamburguesas no son el enemigo, ni el problema; que luego aparece un comentarólogo extremista y se va por ahí.
Cada vez son menos los platos tradicionales y las opciones autóctonas en nuestro menú, no solo alimenticio. A buen entendedor…
(Fotos tomadas del FB de Reynaldo Zaldivar)
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