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Una figura reconocida en la conspiración, que se desarrollaría por su pensamiento independentista, fue el poeta José María Heredia. Ilustración: Aldo Cruces/ Dominio Cuba

Hace unos días el doctor y profesor de la Universidad de La Habana, Sergio Guerra Vilaboy, me invitó a presentar su libro Cubanacán, La Nación Imaginada. Derroteros de Soles y Rayos de Bolívar, publicado por la Editorial Ciencias Sociales el pasado año, en homenaje al bicentenario de la conspiración de Soles y Rayos de Bolívar; gesto que agradecí y que me causó gran alegría, sin embargo, supuso un reto personal y profesional por el tema tratado.

Todavía conservo un grato recuerdo, cuando, en el año 1999, recibí en la carrera de Historia la asignatura Historia de América II de manos del profesor Sergio Guerra, adquiriendo nuevos conocimientos sobre el proceso de las luchas por la independencia de América, desde entonces quedé prendada con la figura de Simón Bolívar. Por supuesto que ya conocía la figura del Libertador, pero nuevos horizontes se abrieron ante mis ojos, más allá de lo leído en La Edad de Oro y de un libro que también me apasiona: El General en su Laberinto, de Gabriel García Márquez. Quise empezar con estas palabras porque es un honor presentar este texto sobre la historia patria y su intrínseca relación con el proceso independentista en América.

“Estoy como el sol, brotando rayos por todas partes”. Simón Bolívar. Carta a Santander, 5 de julio de 1823. Así inicia el autor de estas páginas un libro complejo e interesante para la historia de Cuba por la temática que aborda. Como nos tiene acostumbrados el profesor Sergio, es un texto coherente temáticamente, lleva un hilo conductor estructurado, con un objeto de estudio correctamente definido, contiene gran valía para los estudios históricos actuales, con un alcance a nivel nacional y con un gran valor para la historiografía nacional e internacional. El proceso de análisis de las luchas por la independencia de Cuba, las primeras conspiraciones y sus participantes resultan aún temas complejos, pero nos permiten entender la historia de Cuba en su proceso de formación de la nación y la nacionalidad cubana.

A través de diversas fuentes históricas, entre ellas los dos tomos de documentos de Roque E. Garrigó: Historia Documentada de la Conspiración de Soles y Rayos de Bolívar, 1929; el Dr. Guerra Vilaboy reconstruye y ofrece una nueva visión de los movimientos políticos en las primeras décadas del siglo XIX, logrando definir, según lo analizado, cuál fue la primera conspiración o movimiento independentista en la Isla. Otros historiadores cubanos como Francisco Pérez Guzmán, Hernán Venegas y Jorge Ibarra Cuesta, han realizado una correcta valoración del significado de este movimiento independentista, por demás, pionero en la historia de Cuba, estudios que también se analizan en el texto.

La obra está dividida en introducción, tres capítulos y conclusiones. Las palabras definidas por el Dr. Guerra Vilaboy en la introducción del texto marcan el camino hacia el hilo conductor de la obra: “La conspiración de Soles y Rayos de Bolívar es el primer movimiento revolucionario organizado con el objetivo declarado de lograr la independencia de Cuba”. El primer capítulo del libro nos introduce en los sucesos del Trienio Liberal en la Isla, el segundo capítulo se adentra en la conspiración de Soles y Rayos de Bolívar, su organización, avatares, desencuentros, demostrando ser una conspiración autóctona, para concluir con un tercer capítulo que nos acerca a la relación de la figura de Bolívar y la independencia de Cuba, aspecto de particular interés.

Guerra Vilaboy explica, con una elocuente y diáfana narración, antecedentes importantes en la historia como las conspiraciones ocurridas en 1810, en Cuba, que son frustradas: la de Román de la Luz y la de José Antonio Aponte, negro libre habanero. Existen evidentes lazos entre ambas, pero en la obra se examina, con importantes argumentos, que hasta donde se conoce por la historiografía cubana, no podrían ambas considerarse conspiraciones independentistas debido a las limitaciones de la época y a sus propias características. La conspiración de Román de la Luz se asocia al hecho de que, en Cuba, no se había podido crear una junta regional por la oposición de importantes sectores vinculados a intereses peninsulares. La conspiración de José Antonio Aponte, por su parte, tuvo como eje esencial la necesaria igualdad de los negros, mulatos libres y esclavizados con respecto al resto de la población. Como plantea nuestro autor, en ninguno de los dos casos mencionados existe un proyecto de creación de una república independiente, de ahí la importancia, novedad científica y el valor de la tesis esgrimida en el texto.

Cubanacán, La Nación Imaginada. Derroteros de Soles y Rayos de Bolívar nos permite descubrir, además, el rescate de la memoria histórica de un periodo que, por abordado, no deja de crear nuevas interrogantes y reinterpretaciones, válidas para una historia que, como ciencia social, se encuentra en constante crecimiento y construcción.

Entre 1814 y 1820 en la América hispánica, se torna definitiva la lucha por la separación de España, surgen así las primeras naciones independientes. En Cuba, particularmente, la tendencia de la oligarquía criolla, donde no se pueden incluir a todos los productores y propietarios criollos, fue el autonomismo. El profesor Sergio analiza minuciosamente la conspiración de Soles y Rayos de Bolívar, descubierta en 1823, que fue fraguada en los años precedentes. Es la primera que adopta el nombre de Cuba (Cubanacán), nombre taíno, con una organización nacional propia, bandera y proyecto insurreccional, que abarcó diversos escenarios de la Isla.

Conocida por el nombre de logia patriótica habanera, de Soles y Rayos de Bolívar, su nombre tributaba al héroe latinoamericano y la importancia de sus ideas en la Isla. Su estructura, basada en logias regionales, tuvo otros dos fuertes núcleos, una en Matanzas (Caballeros Racionales) y otra en Puerto Príncipe, nombrada la Cadena Triangular, también conocida como la Cadena de Bolívar. Una figura reconocida en la conspiración, que se desarrollaría por su pensamiento independentista, fue el poeta José María Heredia. También formó parte de ella el abogado José Teurbe Tolón. La conspiración fue un movimiento revolucionario encabezado por José Francisco Lemus, rico comerciante habanero, reconocido por su relevante papel en los enfrentamientos ocurridos en La Habana entre los criollos de O´Reillynos o yuquinos y los españoles piñeristas.

El profesor Vilaboy estudia el origen de este movimiento independentista cubano, el primero en nuestra historia, los nexos internos y externos del movimiento, las figuras más destacadas dentro de la conspiración, cómo se dirigen a Bolívar y a México para conseguir el apoyo necesario para el movimiento interno, y lo hace desde el precedente de analizar los antecedentes de conspiraciones en Cuba que fueron frustradas, tema mencionado anteriormente. “En ninguna parte de Hispanoamérica se proclamó la independencia de España entre 1808 y 1810, sino después”, nos recuerda el autor. Solo después de concluida la segunda década del siglo XIX estuvieron creadas las condiciones para que surgiera el primer movimiento que se propuso conseguir la independencia de España. Soles y Rayos de Bolívar fue la conspiración que se planteó lograr la emancipación por la vía armada, con una bandera nacional y con un avanzado programa político-social plasmado en tres manifiestos muy bien explicados.

El movimiento conspirativo formó parte del proceso de liberación nacional iniciado con la Revolución haitiana. En 1822, la conspiración estaba muy avanzada, activada por una extensa red de células secretas. Cada una quedaba organizada cuando un nuevo miembro de la conjura, después de hacer un juramento por la independencia, reclutaba a seis hombres en calidad de rayos para convertirse en soles. De ahí el nombre y la simbología de la conspiración. Los soles buscaban atraer a criollos de todos los estratos sociales y “color de la piel”, con mayor inclinación hacia los jóvenes y humildes.

Conspiración pionera, trunca en el verano de 1823, en vísperas de su levantamiento armado, obra de jóvenes criollos, un proceso revolucionario autóctono, nutrido de patriotas criollos de las más disímiles procedencias. José Francisco Lemus fue el redactor de las tres proclamas que debían ser lanzadas el día del levantamiento. Dirigidas a “todos los habitantes”, se referían al establecimiento de una república democrática, cuyo éxito dependía de sus propias capacidades militares y la prontitud en crear una nueva institucionalidad. Lemus fijó con valentía la postura sobre el tema de la esclavitud. Donde no solo manifestó su preocupación por la situación de la discriminada población negra, sino que dejó entrever su propuesta de abolir la oprobiosa institución, con indemnización, ofreciendo una activa participación a ese sector explotado en la nueva república, lo que no tenía precedentes y fue avanzado en su pensamiento. Las proclamas eran contentivas de las causas, objetivos y programa de la Revolución para hacer de la Isla un estado independiente. También se encargaría Lemus de diseñar la primera bandera nacional en la historia de Cuba.

El fracaso de la conspiración de Soles y Rayos de Bolívar no puso fin a la intención de una generación de cubanos de luchar por lograr la independencia de Cuba de España, muchos saldrían al exilio y continuarían sus denodados esfuerzos desde el exterior para continuar el proceso independentista. Estos y otros temas son explicados con singular empeño en las páginas del libro. Los invito a conocer y a releer pasajes importantes de nuestra historia patria desde las letras de un gran historiador cubano y latinoamericano en su empeño por unir cada día los lazos de amistad entre Cuba y América.

Como bien diría José María Heredia en el Himno del Desterrado:

Vale más a la espada enemiga

Presentar el impávido pecho,

Que yacer de dolor en el lecho,

Y mil muertes muriendo sufrir.

Que la gloria en las lides anima

El ardor del patriota constante,

Y circunda con halo brillante

de su muerte el momento feliz.

 

¡Cuba¡ Al fin te verás libre y pura

Como el aire de luz que respiras,

Cual las hondas hirvientes que miras de tus

Playas la arena besar.

Aunque viles traidores le sirvan,

Del tirano es inútil la saña,

Que no en vano entre Cuba y España

Tiende inmenso sus olas el mar.

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